31 diciembre 2024

Lo más visto en 2024 en Dermapixel

Como ya he adelantado, en Dermapixel van a cambiar algunas cosas de ahora en adelante (que se resumen en una disminución de la frecuencia de publicación), pero lo que me resisto a cambiar, al menos de momento, es a repasar la estadística de las entradas más visitadas del año para hacer este “Top 5” de fin de año. Y a excepción del repaso de las preguntas del MIR, que siempre se cuela en este ránking, siempre hay sorpresas, así que aquí va:

5. En el quinto puesto, un caso de cuento: la dermatitis cenicienta (o eritema discrómico perstans), un caso pediátrico “prestado” del gran Raúl de Lucas que dio mucho que hablar, ya que aprovechamos para hacer uno de los sorteos del blog que tanto os gustan.

4. En cuarto lugar, otro caso infantil, y es que los casos pediátricos siempre son de los más vistos. Lo titulamos “llagas en la boca ypupas por el cuerpo”, y se trataba de un MIRM, una reacción a una infección por Mycoplasma que tuvo a nuestra pequeña paciente ingresada una semana en la planta de pediatría.


3. La medalla de bronce de este podio dermatológico es un caso de nuestra ya R4 Verónica Fernández Tapia que nos explicaba brillantemente el lupus eritematoso perniótico. Parecen sabañones, pero es un lupus, así que, si os lo queréis repasar, aquí lo tenéis.

2. En segundo lugar, todo un clásico. Como cada año, la revisión de las preguntas de dermatología del examen MIR, gracias a la colaboración de Alejandro Lobato del Hospital del Mar, está entre las entradas más visitadas del año. Este año la cosa iba de queratosis actínicas, carcinomas basocelulares, dermatomiositis, condilomas, sarampión y sarna, cómo no. Por cierto, ya no queda casi nada para el MIR 2025, así que atentos.

1. Y en primer lugar, otro caso prestado, en esta ocasión de mi “uñóloga” preferida, Lourdes Navarro, triplicando el número de visitas del 2º puesto, algo que no deja de ser una anécdota curiosa: un caso de una doble uña del quinto dedo del pie. Que, si bien es superinteresante, es curioso que haya llamado tanto la atención. Y es que las uñas están de moda.

Esto es lo que ha dado de sí 2024. Un año complicado en lo personal y maravilloso en lo profesional. Veremos qué casos dermatológicos nos deparará el 2025. ¡Salud a todos!

Como siempre, nos despedimos con un vídeo que resume las búsquedas en Google de este 2024. Ha sido año olímpico, o sea que hay mucho deporte. Hasta el año que viene (en un ratito...).

28 diciembre 2024

Lo que me han recetado me ha dado alergia

Dámaso no era mi paciente, pero cuando apareció sin cita en la puerta de la consulta ya nos habíamos hecho una reconstrucción mental de los hechos, con una baja probabilidad de equivocarnos. Mientras atendíamos a los pacientes que estaban citados, le explicó a la auxiliar de enfermería que el dermatólogo que le había visitado 10 días antes (compañero que ese día se encontraba en quirófano), le había recetado una crema para tratar unas pequeñas costras apenas perceptibles que tenía en la cara y que, tras varios días de empezar a aplicarla, le había hecho una reacción tremenda. Y que claro, de esta guisa no podía presentarse a la cena de Nochevieja, que ya se había pasado todas las navidades dando explicaciones. Admitía que el dermatólogo le dijo que le haría reacción, pero esto no podía ser normal, seguro que era alergia. Y que a ver qué hacía ahora, a pocos días de tomarse las uvas.



Lo cierto es que la “reacción” era más que evidente y aparatosa, así que le hicimos pasar entre paciente y paciente y pudimos constatar las lesiones que podéis apreciar en las imágenes, en la frente y ambas mejillas, que le ocasionaban picor, escozor e incluso un dolor moderado. En el resto del cuerpo, como era de esperar, no tenía nada y Dámaso presentaba un excelente estado general, no tenía afectación de mucosas ni clínica sistémica. Su esposa, que también entró con él, nos miraba con cara de pocos amigos.

A nuestro compañero le quedaban al menos dos horas de estar en quirófano. ¿Qué hacemos? ¿Podemos solucionar el problema nosotros? ¿Qué le decimos a Dámaso? ¿Es normal lo que le ha pasado? ¿Llegará bien a año nuevo?

De momento os dejo con la intriga hasta el próximo sábado, porque la novedad de 2025 va a consistir en una disminución de la frecuencia de publicación de este blog, tras casi 14 años ininterrumpidos de 2 entradas semanales, para pasar a una sola entrada semanal que se publicará los sábados, así que más o menos tendremos dos casos clínicos al mes. A veces hay que bajar el ritmo para poder seguir adelante, espero que podáis comprenderlo. De todos modos, acudiremos como cada año a la cita de Nochevieja para el resumen de “lo más visto” de 2024, así que atentos el 31.

Con el vídeo de hoy nos teletransportamos a Maldivas, bajo el agua, claro. Ya falta menos para una nueva aventura.

25 diciembre 2024

Hamartoma congénito de músculo liso: los pelos son la pista

No podemos estar seguros al 100%, pero en medicina (y por supuesto, también en dermatología), debemos en ocasiones gestionar la incertidumbre, especialmente cuando las diferentes alternativas diagnósticas no suponen un cambio en el manejo de nuestros pacientes. A día de hoy, seguimos pensando que probablemente, Mauro tenía un hamartoma congénito de músculo liso. Ya os adelanto que no le hicimos una biopsia para comprobarlo, pero el caso de esta semana al menos servirá para repasar esta entidad, rara, pero no tanto.

El hamartoma congénito de músculo liso (HCML) es una proliferación benigna de músculo liso maduro que fue descrito por primera vez en 1969 por Sourreil. Puede desarrollarse a partir del músculo erector del pelo de los folículos pilosos, del músculo dartos en el escroto, de la mamila muscular de la areola o del músculo liso vascular. Aparece esporádicamente, normalmente como una lesión solitaria y no comporta ningún riesgo para el paciente, así que tranquilidad ante todo.

Se cree que el HCML es la consecuencia de un desarrollo aberrante durante la maduración mesodérmica del músculo piloerector. La hipertricosis sería la consecuencia de la estimulación de las células epiteliales de la protuberancia de los folículos a partir de las células dendríticas dérmicas CD34 positivas del hamartoma. Aunque es una condición esporádica, se han descrito algunos casos familiares, lo que podría sugerir también una predisposición genética. Las formas difusas son muy raras y tienen como consecuencia el plegamiento de la piel, como se puede ver en el llamado “bebéMichelin”.

La prevalencia de HCML se estima en 1 de cada 2600 recién nacidos vivos, con una ligera predominancia de varones.

Si hiciéramos una biopsia (cosa que no suele ser necesaria en la mayoría de los casos), veríamos numerosos haces de fibras de músculo liso que se distribuyen de manera anárquica en la dermis reticular, pudiendo en ocasiones alcanzar el tejido celular subcutáneo y entrar en contacto con los folículos pilosos, aunque estos son normales.

Aunque por definición se trata de una condición presente desde el nacimiento, el diagnóstico puede retrasarse bastante, ya que suele ser asintomática y, en ocasiones, no demasiado aparente, aunque algunos pacientes experimentan prurito, dolor o parestesias. La localización más frecuente es la lumbosacra, seguida del resto del tronco y extremidades proximales. El tamaño es variable, pero puede llegar a los 10 cm. Se trata de una placa de color carne o levemente pigmentada, bien delimitada, con hipertricosis en su superficie. La presencia del llamado pseudosigno de Darier, que consiste en la aparición de eritema y endurecimiento de la lesión con piloerección tras la estimulación tras aplicar frío o con el roce, ayuda a realizar el diagnóstico y se observa en más del 50 de los casos. A veces incluso pueden observarse movimientos vermiformes (como si se movieran gusanos, vaya) en la zona afecta debidos a la contracción muscular. Esta sería la presentación clásica, pero también se han descrito otras formas de presentación: la pápulo-folicular, la mixta o formas difusas.

El diagnóstico diferencial suele plantearse con un nevus melanocítico congénito, un nevus de Becker (pero este es adquirido), un mastocitoma solitario, piloleiomioma, mancha café con leche, nevus del tejido conectivo, necrosis grasa del recién nacido, morfea, hamartoma fibroso de la infancia o un angioma en penacho. Además, si se localiza en la línea media de la zona lumbo-sacra también se deben tener presente los disrafismos. Así que en ocasiones sí que será necesaria la realización de una biopsia.

El HCML no precisa tratamiento, ya que es una lesión benigna sin que se hayan descrito casos de malignización. Además, por lo general se tiende a ir atenuando con el paso del tiempo.

En el caso de Mauro nos limitamos a realizar un seguimiento, de momento semestral y seguimos pensando que se trata de un HCML en base a los hallazgos clínicos.

¡Feliz Navidad a todos! Sed felices y hasta el próximo sábado. Aprovechad, porque en 2025 quizá haya alguna novedad en el blog.

Hoy nos vamos a Islandia con este vídeo.

21 diciembre 2024

Un bebé con pelo en la espalda

De un recién nacido te puedes esperar muchas cosas: que llore, que haga pipi, caca, que saque gases por arriba y por abajo, que succione como si no hubiera un mañana… pero lo que no te esperas es que nazca con una zona en la espalda con más vello de lo normal. Eso es lo que pensaban los padres de Mauro, que apenas tenía 48 horas de vida. Y los pediatras debían opinar lo mismo, puesto que hicieron una interconsulta a dermatología antes de dar de alta al bebé que, por otra parte, era fruto de un segundo embarazo y un parto normal a las 40 semanas de gestación y no tenía ningún otro problema de salud, así que la familia ya esperaba el informe de alta para marcharse a casa a empezar una nueva vida con el último miembro de la familia.

Efectivamente, cuando acudimos a valorar al pequeño Mauro, pudimos comprobar que, aparte de un evidente eritema tóxico del recién nacido completamente normal y esperable en un bebé de dos días de vida, tenía además en la región dorsal, una zona de unos 4 cm aproximadamente con vello más denso y grueso, siendo el resto de la exploración física estrictamente normal. En ese momento no podíamos apreciar bien la piel de esa zona porque el eritema tóxico se entremezclaba y no dejaba ver del todo si había o no algo de pigmentación. Como hemos dicho antes, Mauro se encontraba perfectamente y sus padres, ansiosos por llevárselo a casa, aunque un poco intrigados.

¿Qué les decimos? ¿Se pueden ir a casa a pasar la Navidad? ¿O necesitamos hacer alguna prueba antes? ¿Nos preocupamos o podemos ir abriendo los polvorones? El miércoles, aunque sea el día de Navidad, estaremos aquí de nuevo para explicarlo (o en este enlace).

Felices Fiestas a todos. Hoy nos despedimos con música.

18 diciembre 2024

Carcinoma de células de Merkel: lo que sabemos en 2024

El carcinoma de células de Merkel (CCM) es un tumor raro, pero no tanto como para que no le dediquemos un poquito de atención en este blog. Y como que ya hace casi 10 años que hablamos del tema, ha llovido lo suficiente como para darle otro repaso. En esta ocasión resumiremos este artículo de Loren Hernández publicado en 2022 en Dermatologic Therapy y este otro de Daniel Lewis en Dermatology Clinics (2023).

Ya sabemos que el carcinoma de Merkel es un tumor neuroendocrino raro (pero con mala leche), cuya incidencia parece que está aumentando en los últimos 30 años (en 2011 era de 0,79 casos por 100.000 personas y año). Este aumento parece ser debido al envejecimiento de la población y a la fotoexposición crónica, además de que los diagnosticamos mejor. Sabemos también que la radiación UV es un factor de riesgo, que suele presentarse en personas mayores (75 años) y que es más frecuente en fototipos bajos e inmunodeprimidos. Además, es algo más frecuente en hombres.

Pero lo más curioso de este tipo de cáncer de piel es su patogénesis. Es el único cáncer que se desarrolla a partir de dos células germinales según tenga o no relación con el poliomavirus de células de Merkel (MCPyV): los positivos para el virus surgen de los fibroblastos mesodérmicos y los negativos, a partir de los queratinocitos ectodérmicos (en este último caso el daño inducido por la radiación ultravioleta es el que provoca las mutaciones somáticas que explican el tumor). Se explica en el siguiente esquema del artículo de L. Hernández, pero os recomiendo su lectura si tenéis interés.

Patogénesis del CCM. Imagen extraída del artículo de L. Hernández

El CCM se presenta clínicamente como un nódulo o placa no doloroso de crecimiento rápido, a menudo eritematoso o violáceo en áreas fotoexpuestas (cabeza y cuello o extremidades). Puede ulcerarse, aparecer en mucosas y presentarse con múltiples lesiones. El tamaño puede variar bastante, desde lesiones de < 1 cm a > 2 cm. La presentación clásica que se ve en casi el 90% de los pacientes se define con el acrónimo AEIOU (en inglés): Asymptomatic, Expanding < 3 months, Immunosupression, Older age 50, and location on a UV-exposed site.

Para un correcto diagnóstico tendremos que realizar una exploración física completa y una biopsia de la lesión sospechosa, tanto para hematoxilina-eosina como para una inmunohistoquímica completa. Las guías de laAJCC (American Joint Committee on Cancer) nos servirán para realizar el estadiaje del tumor, utilizando la clasificación TNM, actualizada en 2018. La dermatoscopia no es especialmente relevante, pero se han descrito estructuras rosadas lechosas en zonas con desorganización arquitectural y presencia de vasos arboriformes que deben hacer sospechar una lesión maligna.

La histología nos muestra un tumor bien delimitado, no encapsulado, homogéneo. Microscópicamente la lesión es dérmica, constituida por grupos de células redondas, basófilas, monomorfas, con núcleos grandes vesiculosos con cromatina fina y granular (“en sal y pimienta”), siendo frecuente la presencia de áreas necróticas, núcleos picnóticos y mitosis abundantes. La invasión vascular es común, así como un infiltrado inflamatorio prominente alrededor del tumor, formado por linfocitos y células plasmáticas (a veces también intratumoral). Suele existir una zona de separación del tumor con la epidérmis y sólo en el 15% de los casos se observa ulceración. De manera excepcional se han descrito CCM “in situ”, llamados “baby-Merkel”, de mejor pronóstico. Se han descrito diferentes patrones histológicos (trabecular, nodular y difuso), sin implicaciones pronósticas. Hasta en un 15% el CCM se presenta en colisión con otro tumor (el más frecuente es el carcinoma de células escamosas).

Pero para poder realizar un diagnóstico de certeza, al tratarse de un tumor neuroendocrino, deberemos recurrir a la inmunohistoquímica. La mayoría marcan positivamente para citoqueratinas de bajo peso molecular (CK 8, 18, 19 y 20), mientras que las de alto peso molecular (CK7) no se expresan. Así que es útil valorar la expresión de CK20 y CK7, que en el 90% de los casos es positiva la primera y negativa la segunda. La enolasa neuronal específica es muy sensible pero poco específica. La CD56 se expresa en el citoplasma en un 94% de los CMM. El diagnóstico diferencial histológico se debe realizar principalmente con metástasis cutáneas de carcinoma de pulmón de células pequeñas, carcinoma epidermoide poco diferenciado, un linfoma o un melanoma anaplásico de células redondas. El S100 debe ser negativo. La microscopia electrónica ha sido clave para conocer este tumor, pero no se utiliza de rutina. Existen alteraciones citogenéticas en un 30-47% de los CCM, fundamentalmente en el cromosoma 1.

Se calcula que hasta un 13% de pacientes puede presentar metástasis desconocidas en el momento del diagnóstico inicial, por lo que se recomienda realizar estudios de imagen en todos los pacientes antes de la cirugía. El PET-TC es más sensible que el TAC en estos pacientes.

Es importante examinar los ganglios linfáticos. En pacientes con adenopatías palpables o demostradas por técnicas de imagen, se recomienda realizar confirmación histológica mediante PAAF o biopsia ganglionar. Si no hay evidencia de enfermedad ganglionar, entonces la biopsia selectiva de ganglio centinela (BSGC) está indicada, siempre valorando el riesgo/ beneficio y las características del paciente (el 25-30% de los pacientes sin evidencia clínica de afectación linfática tendrán metástasis ganglionares).

Este tipo de tumores son complejos (y muchas veces se dan en pacientes muy frágiles), así que suelen ser tratados en comités multidisciplinares. Las tasas de supervivencia a los 5 años son del 51%, 35% y 14% en función de si la afectación es localizada, ganglionar o metastásica, respectivamente.

Sea como sea, el tratamiento quirúrgico, siempre que sea posible, sigue siendo lo primero a realizar, con un margen de 1-2 cm y llegando a fascia muscular. La linfadenectomía estará indicada cuando se demuestra afectación ganglionar por el tumor.

La radioterapia está indicada en aquellos tumores inoperables o cuando los márgenes quirúrgicos se encuentren afectos y también puede estar indicada en enfermedad localizada, como tratamiento adyuvante después de la cirugía para minimizar el riesgo de recurrencia local.

Antes de la introducción de la inmunoterapia en 2016, la quimioterapia estaba indicada en CCM metastásicos (carboplatino o cisplatino con etopósido, ciclofosfamida con doxorrubicina o epirubicina y vincristina, entre otros), con respuestas entre el 40-70%, pero no duraderas en el tiempo y sin demostrar efectos en la supervivencia global.

El panorama ha cambiado bastante en los últimos años, gracias a los inhibidores de checkpoint inmunológicos (PD-L1), como el avelumab, el primer fármaco para el CCM autorizado por la FDA en 2017. En 2018 pembrolizumab también recibió la aprobación de la FDA para el CCM localmente avanzado o metastásico. Nivolumab es otra terapia dirigida en fase de evaluación, con resultados prometedores, así como ipilimumab. Además, está aumentando el interés por nuevas dianas dirigidas contra la angiogénesis tumoral (pazopanib o cabozantinib), ambos inhibidores de VEGFR-1. Esto no ha hecho más que empezar y quizá veremos tratamientos en un futuro con imatinib, idelalisib, copanlisib, duvelisib y alpelisib (inhibidores de PI3K). Así que estaremos atentos a los avances y seguiremos estudiando para poder ofrecer lo mejor a nuestros pacientes.

En el caso de María Luisa, se confirmó el diagnóstico tras la extirpación completa de la lesión y las técnicas de imagen no mostraron enfermedad ganglionar ni a distancia. Tras valorar el beneficio-riesgo, se decidió no realizar otras intervenciones y la paciente falleció 5 años más tarde debido a complicaciones de sus otras patologías.

Hoy tiramos pal Desierto.

14 diciembre 2024

Una costra en la cara

La hija de María Luisa entra en la consulta empujando la silla de ruedas con su madre. Tiene un deterioro cognitivo y otros problemas de salud, pero en ningún momento pierde la sonrisa. La hija de nuestra paciente está un poco más seria, ya que le preocupa esa especie de costra que, unos meses antes, le salió en la mejilla izquierda de su madre. Apareció de la nada, ya que asegura que previamente no tenía ninguna lesión en esa zona y, de manera progresiva, se iba haciendo más grande. Le sangraba a menudo (no de manera profusa, pero sí manchaba sábanas y ropa) y, cuando la tocabas, se notaba dura por debajo de la piel. El resto de la piel estaba normal.


Imagen dermatoscópica

Mª Luisa tenía 87 años, había trabajado en el campo cuando era joven, era hipertensa, diabética y tenía una insuficiencia cardiaca, además de su problema neurológico que progresaba de manera preocupante. Y ahora lo de la piel, por si no fuera poco. La hija es bastante reacia a hacer procedimientos agresivos, pero también cree que, si esa costra va a más, se puede convertir en un problema, así que finalmente y tras comentarlo con su médico de familia, han decidido traerla al hospital.

Así que ahora nos toca a nosotros. Tampoco queremos importunar en exceso a Mª Luisa, pero algo habrá que hacer, ¿no? ¿Vosotros qué opináis? El miércoles volveremos a estar por aquí y os cuento el desenlace.

Hoy nos vamos a Galápagos, con este documental.

11 diciembre 2024

Impétigo: la complicación más frecuente de la sarna

A veces creo que hablo demasiado de sarna en este blog. Pero cuando estoy pasando consulta me doy cuenta de que quizá debería hablar mucho más sobre el tema. Seguimos con los casos disparados de una enfermedad contagiosa que es un verdadero problema de salud pública y en muchas ocasiones de difícil diagnóstico si no se tiene presente en nuestro algoritmo mental. Así que me vais a permitir el haberos traído un nuevo caso que se suma a la colección, en esta ocasión el de Kevin, que además de sarna tenía un impétigo cuando acudió a la consulta.

Hoy repasamos las complicaciones de la escabiosis a partir de este artículo publicado en 2018 en Dermatology por David J. Chandler, que podéis leer en abierto en este enlace. No profundizaremos demasiado en lo que ya sabemos por otras entradas publicadas en este blog, pero resumiendo, diremos que la sarna es una infección parasitaria de la piel producida por el ácaro Sarcoptes scabiei var. hominis, con más de 200 millones de personas afectadas globalmente, especialmente en regiones tropicales. El ciclo empieza con el ácaro hembra que deposita sus huevos (2-3 por día) en los surcos de la piel, emergiendo las larvas a las 48-72h, que llegan a adultas en 10-14 días, se reproducen y el ciclo del picor se repite. La transmisión se produce por contacto piel con piel, aunque el ácaro es capaz de sobrevivir fuera de su casita humana durante 24-36 horas en condiciones normales de humedad y temperatura (21ºC a 40-80% de humedad). La transmisión indirecta (a través de ropa u otros fómites) sería por lo tanto plausible, pero no se ha podido comprobar experimentalmente, a excepción de la sarna costrosa.

La presentación clínica es conocida por todos: picor intenso y una erupción cutánea con pápulas, nódulos y, en ocasiones, vesículas. El periodo de incubación es de 3 a 6 semanas habitualmente en el caso de infección primaria, pero se acorta muchísimo (1-2 días) si se trata de una reinfestación. La detección de un solo surco es patognomónica y permite el diagnóstico, pero no siempre son sencillos de observar. La distribución más habitual es entre los dedos de las manos, muñecas, axilas, ingles, nalgas, genitales y pechos. En los más pequeños, palmas, plantas y cabeza. Es curioso cómo el ácaro parece evitar las zonas ricas en folículos pilosebáceos. El síntoma principal es, como decíamos, el prurito, que suele ser más intenso por la noche. La hiperinfestación conduce a un cuadro clínico especial y muy contagioso denominado sarna costrosa (o sarna noruega) y que depende del estado inmunitario del paciente, entre otras cosas.

El diagnóstico es clínico y el dermatoscopio, nuestro principal aliado para visualizar los surcos tan característicos, con el signo del ala delta que define la presencia del ácaro. La confirmación parasitológica la tendremos rascando el surco y visualizando al culpable al microscopio óptico (test de Müller), prueba que cada vez realizamos menos en las consultas al consumir más tiempo.

Imagen dermatoscópica de un surco acarino

Pero hoy queríamos centrarnos en hablar de las complicaciones de la sarna, que a veces no tenemos en consideración. El rascado repetido debido al intenso picor provoca una disrupción de la barrera cutánea que puede dar paso a infecciones bacterianas secundarias, siendo el impétigo la más frecuente, ya sea por Streptococcus pyogenes o por Staphylococcus aureus. Parece que además los mismos parásitos se encargan de transportar a esas bacterias dentro de los surcos y que el ácaro produce algunos inhibidores del complemento que facilitan el crecimiento y la supervivencia de S. pyogenes in vitro. Así que parece ser cierto que la escabiosis haría a los pacientes más propensos (independientemente del rascado) al impétigo contagioso, convirtiendo a esas personas en potenciales focos de contagio de dos enfermedades cutáneas. El problema es que el impétigo estreptocócico puede a su vez ser precursor de no pocos cuadros clínicos, que incluyen infecciones más invasivas (incluyendo la sepsis), enfermedades mediadas por toxinas (escarlatina y shock tóxico estreptocócico) y complicaciones autoinmunes (fiebre reumática y glomerulonefritis). Las infecciones por estafilococo tampoco están exentas de morbilidad.

Hoy no nos vamos a dispersar con los aspectos terapéuticos, que ya hemos tratado en varias ocasiones en el blog. Pero vale la pena recordar que ante cualquier caso de sarna deben tratarse todos los convivientes y contactos estrechos, tengan o no síntomas. Y que tampoco debemos tener demasiada prisa en revalorar el éxito terapéutico, ya que los fallos en el tratamiento no deben realizarse hasta haber pasado 6 semanas desde la realización del mismo (teniendo en cuenta que son frecuentes los síntomas asociados a hipersensibilidad). Disponemos de tratamientos tópicos (permetrina, bencil-benzoato y vaselina azufrada) y sistémico (ivermectina oral). También debemos recordar que los tratamientos deben repetirse al cabo de una semana debido a que no son ovicidas. Y quizá próximamente veamos nuevos tratamientos a nuestra disposición (moxidectina a dosis única).

Kevin tenía una sarna (pudimos ver los surcos en los dedos y en las palmas de las manos) y un impétigo estafilocócico (que demostramos mediante cultivo), así que los picores se resolvieron tratando a toda la familia con ivermectina y a nuestro paciente además con cloxacilina oral.

Hoy nos despedimos con jazz.

07 diciembre 2024

Picores y heridas

Kevin tenía 16 años y el diagnóstico de dermatitis atópica tres meses antes le cayó como una losa. Tenía asma y de pequeño había tenido dermatitis, pero todo eso pasó y pensaba que todo eso eran cosas de niños pequeños y que los problemas de piel de los adolescentes se limitaban a los granos de la cara. Así que los picores habían vuelto y además tenía granos en la cara (menos mal que el acné no le picaba).

Pero cuando a Kevin le empezaron a salir heridas en la piel (en el dorso de manos y antebrazos y también en las piernas), viendo que las cremas de cortisona no le funcionaban, sus padres volvieron a consultar y en esta ocasión, su médico lo derivó a la consulta de dermatología. Por suerte, había un hueco al cabo de dos días, así que cuando vino a la consulta pudimos ver unas lesiones eritematosas, algo exudativas, que predominaban en las extremidades, respetando la cabeza. Además, Kevin presentaba excoriaciones por rascado en todo el cuerpo y nos decía que los antihistamínicos no le aliviaban el prurito que arrastraba desde hacía ya más de 5 meses. Curiosamente, su hermana pequeña había empezado con picores hacía poco más de un mes, pero sus padres se encontraban asintomáticos y bastante preocupados.

¿Qué os parecen esas heridas? ¿Tendrán relación con los picores o es otro problema distinto? ¿Os falta información o sois capaces de orientar el diagnóstico? El miércoles estaremos aquí de nuevo con la respuesta.

Os dejo con este vídeo grabado en Visayas (Filipinas). Un sitio espectacular para bucear.

04 diciembre 2024

Liquen plano pigmentoso: la cara oscura del liquen

El liquen plano pigmentoso (LPP) se considera una variante rara del liquen plano que es más frecuente en pacientes de fototipos altos, tanto en zonas expuestas como cubiertas y que posiblemente ya fue descrito en 1935 en la literatura francesa con el nombre de “lichens atypiques ou invisible pigmentogenes” y en el 56 por autores japoneses y ya en 1974 Bhutani lo describió en pacientes indios. Ya en 1992, Vega estableció las diferencias entre la dermatosis cenicienta (de la que ya hemos hablado en este blog) y el LPP. Sin embargo, algunos autores sostienen que ambas entidades coforman un espectro nosológico, así que seguimos sin tener muy claro si estamos hablando o no de la misma enfermedad.

Como ya hemos adelantado, el LPP afecta a pacientes con fototipos oscuros (sobre todo el IV), siendo más común en la India, América latina, Asia y África. Suele presentarse entre la 3ª y 5ª décadas de la vida, pero se ha descrito en pacientes desde los 13 a los 67 años. Es más frecuente en mujeres en casi todos los estudios.

La espalda de Flor, 4 años más tarde

La etiopatogenia, no del todo conocida, se supone similar al liquen plano idiopático, por una alteración en la respuesta inmune celular mediada por linfocitos T, en los que los CD8 reconocen y atacan los queratinocitos epidérmicos, provocando la incontinencia pigmentaria. El LPP se considera una especie de forma “abortiva” del liquen plano, en el que se observa un rápido infiltrado inflamatorio inicial, pero sin la proliferación de queratinocitos compensatoria que se ve en el liquen plano y, finalmente, una rápida regresión del infiltrado, con lo que ya tenemos la melanina en la dermis durante meses o años. La inmunofluorescencia directa es raramente positiva (7-16%). En la India el LPP se ha relacionado con el uso tópico y el consumo de aceite de mostaza que contiene un fotosensibilizante (alil-tiocianato), aceite de amla o henna, entre otros. En Kuwait se ha relacionado con la hepatitis C.

El LPP puede afectar la cara y el cuello, con predilección por las áreas temporales y preauriculares. Las áreas flexurales se afectan en un 20% de los casos (en una variante aún más rara denominada LPP inverso). Es rara la afectación del cuero cabelludo y de las mucosas y no esperamos ver lesiones en palmas, plantas ni en las uñas. Se caracteriza por una distribución simétrica de máculas oscuras, marrón-gris o gris-azuladas, a veces con bordes imprecisos que pueden llegar a coalescer. Es raro observar una primera fase con eritema (que duraría poco tiempo). De manera ocasional puede coexistir con lesiones típicas de liquen plano. Es frecuente que las lesiones sean asintomáticas, pero el prurito está presente en el 27-62% de los pacientes y se considera un marcador de actividad o progresión. Suele ser crónico y progresivo, con remisiones y exacerbaciones. La mayoría de pacientes experimentan una duración de 6 meses a 3 años, pero en realidad el curso clínico es impredecible.

Zona submamaria

Para complicarlo un poco más existen subvariantes clínicas del LPP: el ya comentado LPP inverso o el LPP que sigue las líneas de Blaschko. Puede coexistir con otras variantes de liquen plano, incluso con una alopecia frontal fibrosante. En un estudio mexicano se relacionó con diabetes mellitus tipo 2 en el 38% de los pacientes y con patología tiroidea en el 22%. Otras asociaciones (lupus, vitíligo, etc.) son más anecdóticas.

La histología se caracteriza por una degeneración vacuolar de la membrana basal epidérmica y un infiltrado liquenoide o perivascular linfocitario en la dermis papilar, así como una incontinencia pigmentaria y melanófagos. La hiperqueratosis y la atrofia epidérmica son menos comunes.

Seguramente lo más interesante es el diagnóstico diferencial que plantean estas lesiones, especialmente con el eritema discrómico perstans (dermatosis cenicienta), pero también con la pigmentación macular eruptiva idiopática (en pacientes más jóvenes), la melanosis de Riehl, la ocronosis, el nevus de Hori, la erupción fija medicamentosa, el melasma o la hiperpigmentación postinflamatoria.

Para un adecuado tratamiento primero tendremos que estar seguros del diagnóstico (casi siempre tendremos que realizar una biopsia), identificar comorbilidades si las hubiere y posibles desencadenantes. El tratamiento tópico incluye corticoides tópicos, tacrolimus y cremas despigmentantes (hidroquinona, con o sin retinoides). En ocasiones tendremos que recurrir a tratamiento sistémico, lo que incluye corticoides en pulsos, dapsona o isotretinoína (off-label), en las fases inflamatorias.

Cuando Flor vino a la consulta a revisión después de realizarle una biopsia cutánea en la primera visita, el picor ya había remitido, aunque las lesiones hiperpigmentadas iban a persistir mucho tiempo. En los años siguientes ha ido presentando brotes y remisiones, también en ingles, axilas y extremidades superiores, que en alguna ocasión ha precisado una tanda de prednisona, pero lo que más le preocupa es la aparición de lesiones de liquen plano pilar, con placas de alopecia cicatricial. Si os queréis repasar un poco más a fondo esta entidad, podéis hacerlo con este artículo de J. C. Robles Méndez publicado en 2018 en el International Journal of Dermatology.

Hacía tiempo que Rafa Herrero no publicaba ningún vídeo en su cuenta de Vimeo, siempre es una sorpresa agradable, y más si es de Canarias.