En concreto, las verrugas planas se deben a los tipos de papilomavirus humano 3 y 10 (menos frecuentemente, 28 y 49), y se presentan como pápulas poligonales, discretamente elevadas, de superficie lisa, del color de la piel o de un tono amarillento, aunque no pocas veces pueden ser pigmentadas, de tamaño variable entre 1-5 mm (a veces más) y asintomáticas, que se presentan en la cara, dorso de las manos o en la zona pretibial. A veces son 2-3 lesiones, pero en ocasiones podemos ver múltiples verrugas, más o menos agrupadas, a veces siguiendo un trayecto lineal (sobre un arañazo, por ejemplo, haciendo un fenómeno de Köebner). Tampoco es extraño que se entremezclen con verrugas vulgares (provocadas por otro VPH).
Al cabo de 2 semanas de iniciar tratamiento con imiquimod 5% |
El diagnóstico es clínico y sencillo en casi todos los casos, aunque en alguna ocasión podemos plantearnos diagnóstico diferencial con el liquen plano. Claro que éste es poco frecuente en niños, y casi siempre pica mucho, a diferencia de las verrugas planas, que suelen molestar poco o nada. Las biopsias no suelen ser necesarias, aún menos en pacientes pediátricos.
La regresión espontánea de este tipo de verrugas es muy frecuente (aunque la cosa puede ir para largo), y característicamente cuando ésta se va a producir, suele ir precedida de un episodio de inflamación de las lesiones que puede ser bastante llamativo, con eritema y prurito, haciendo evidentes lesiones que apenas se notaban. No es extraño, pues, que sea éste el momento en que el paciente consulte al médico. Es entonces cuando podemos decirle que las verrugas se le van a ir. Casi nunca nos equivocaremos y el paciente se va a creer que tenemos superpoderes. En este caso mejor no caer en la tentación de pautar corticoides tópicos, ya que seguramente podríamos inhibir ese fenómeno inmunológico autorresolutivo.
Pero a veces no es tan sencillo y el paciente (y sus progenitores) no aceptan fácilmente el consabido “ya se irán solas”, sobre todo ante lesiones faciales más o menos numerosas. Los pacientes (y sus padres) pueden ser cualquier cosa menos pacientes (hecho que también puede entenderse en muchos casos), de manera que si no funcionan nuestros intentos de no hacer nada, en algunas ocasiones podemos sacar la artillería. Si revisamos las diferentes publicaciones comprobaremos la poca evidencia que existe en el tratamiento de estas lesiones. Como siempre, aunque se trate de un problema frecuente (alrededor de un 2% de la población entre 4 y 18 años), estamos hablando de algo que se cura solo, así que evaluar la eficacia de los diferentes tratamientos no es fácil. Además alternativas que se consideran válidas en el tratamiento de otro tipo de verrugas (como la crioterapia o la electrocoagulación), no son de entrada una buena alternativa cuando estamos hablando casi siempre de múltiples lesiones en la cara de un niño (son cosas que hacen pupa y pueden dejar cicatriz). Así que toca ser más creativos.
Al cabo de 1 mes de haber completado el tratamiento |
Así, en las verrugas planas suelen emplearse tratamientos tópicos fáciles de aplicar por el paciente (o sus progenitores) y que van encaminados a provocar, bien una irritación directa de las lesiones (que teóricamente favorecería su involución, como los retinoides tópicos, el hidróxido potásico al 10%, ácido salicílico o incluso 5-fluorouracilo), o bien inmunomoduladores tópicos que pueden utilizarse en casos seleccionados, como el imiquimod. Siempre valorando el perfil riesgo-beneficio en cada caso.
¿Y qué pasó con Toni? Pues que tras un intento fallido con tretinoína tópica y una siguiente visita con la abuela, decidimos pautarle imiquimod al 5% en crema, 3 aplicaciones semanales durante 4 semanas. La irritación fue considerable (aunque esperada, lo podéis ver en la foto), y lo cierto es que (al menos en este caso) las lesiones involucionaron (la segunda imagen corresponde al mes de haber completado el tratamiento). De manera que todos contentos, abuela incluida.
En el fondo, sigo pensando que el no-tratamiento es una buena alternativa en la mayor parte de los casos.
Hoy el vídeo es un Timelapse de flores. Hacerlo ha costado 9 meses y más de 50.000 fotografías (de las cuales se han utilizado 5.000). Vale la pena verlo.
Flowers opening timelapse from David de los Santos Gil on Vimeo.