10 diciembre 2022

Un chaval con ampollas

El día estaba siendo bastante monótono en la consulta: acnés, psoriasis, queratosis actínicas, revisiones de nevus y alguna que otra sarna. Por eso casi nos alegramos cuando nos llamaron desde urgencias para pedirnos si podíamos ver a Cristian, un niño de 14 años (bueno, ya no tan niño) con unas lesiones bastante extrañas.


Una hora más tarde teníamos a Cristian sentado en la camilla. Lo acompañaba su abuela, ya que Cristian había perdido a sus padres con pocos años de diferencia y era su abuela quien se encargaba de él y de su hermano mayor, o al menos lo intentaba, con el poco dinero que entraba en casa. Cristian no iba muy bien en los estudios, se le veía introvertido (apenas habló en todo el rato que estuvo en la consulta) y la abuela estaba muy nerviosa y preocupada por esas ampollas que, desde hacía varias semanas, le iban apareciendo sin previo aviso, en diferentes localizaciones, al parecer de manera espontánea y sin que reconociera ningún desencadenante. Curiosamente no le dolían y sólo decía que notaba un ligero picor antes de que le aparecieran. Eran ampollas tensas, algunas circulares y otras con los bordes más rectos, de 1 a 3 cm (coalescentes en algunas zonas), de contenido seroso, en el dorso del pie, en el dorso del antebrazo izquierdo, en los muslos y en la zona del tórax. Su médico le había recetado una crema antibiótica, pero le seguían saliendo lesiones nuevas, con una periodicidad variable (a veces estaba días sin que le apareciera ninguna). No había tenido fiebre en ningún momento y su estado general era bueno. En la familia ningún otro miembro tenía nada parecido, así que finalmente su médico les derivó a urgencias del hospital, donde le hicieron una analítica de sangre que fue estrictamente normal y nos lo subieron a la consulta.

Así que tenemos unas ampollas misteriosas en un chico aparentemente sano. La pelota está en nuestro tejado, así que nos toca a nosotros mover ficha. ¿Qué hacemos? ¿Y qué incluimos en el diagnóstico diferencial? Esta semana no es fácil, así que os dejo pensando y el miércoles intentaremos resolver el misterio (o en este enlace). Mientras, observaremos cómo se forman algunos cristales en el siguiente vídeo (grabado con un teléfono móvil).

Stunning Crystals | HUAWEI Mate 50 RS Super TeleMacro Time-lapse Photography from Beauty of Science on Vimeo.

4 comentarios:

  1. Habría que valorar quemaduras, en principio autolesiones

    ResponderEliminar
  2. Dermatitis facticia también conocida como patomimia o dermatitis artefacta.

    ResponderEliminar
  3. Dermatosis facticia. Más complicado el manejo que el diagnóstico.

    ResponderEliminar
  4. Desde mi prudente acercamiento a la dermatología y sobretodo mi falta de "solera" en cuanto a la visualización de lesiones, lo que aprecio son ampollas tensas sobre base eritematosa. Etre eso y el antecedente de prurito, la aparición en "dorso de antebrazos"... Desde el desconocimiento me lleva a pensar en el penfigoide y emparentados. Si bien por edad el penfigoiode no es muy típico, existe el "penfigoide infantil" secundario a proceso viral o vacunal (aunque aparece en palmas y plantas). Por edad - y no por similitud de las lesiones - podríamos pensar en dermatitis herpetiforme, dermatosis IGA lineal. Por lo tanto, preguntaría por clínica abdominal, antecedente vacunal, antecedente de infección viral y solicitaría Bx de lesión (para hacer IF directa: de ser penfigoide mostraría despegamiento subepidérmico y depósito de eosinófilos / IgG +/- C3; o IgA +/- C3 según la etiología // IF indirecta: Ag anti BP180 o Ac antiendomisio, anti TG o anti gliadina si DH). Dado el buen estado general y el hecho de que las lesiones no son típicas, quizá no trataría con antibióticos y esperaría resultados

    ResponderEliminar

Éste es un blog dirigido a profesionales sanitarios y personas interesadas en la Dermatología. En ningún caso se atenderán consultas particulares (ver apartado de normas del blog).