27 marzo 2019

Mano-pie-boca: también en adultos

Reconozcámoslo: el síndrome mano-pie-boca es la virasis de moda. Desde la descripción del primer brote en Toronto en 1958 por Robinson, atribuido al virus Coxsackie A16, es la enfermedad infecciosa más común en China y desde 2008 se han ido comunicando brotes de cuadros más atípicos, no sólo en pacientes pediátricos. Los picos de incidencia suelen asociarse a cambios estacionales, habitualmente en primavera y en verano y es mucho más frecuente en niños de edades comprendidas entre 0 y 5 años, así como en adultos inmunocomprometidos debido a una mayor sensibilidad al enterovirus 71 (EV71) y al Coxsackie A16 (CVA16), aunque más recientemente se ha podido demostrar el papel etiológico de CVA6, CVA10 y otros picornavirus.

Alejandra, el primer día que la vimos

Las principales vías de transmisión son persona a persona (por secreciones orofaríngeas o contacto con el líquido vesicular), mediante agua contaminada (vía oro-fecal) o por objetos contaminados.

El periodo de incubación es corto, entre 2 y 7 días, con síntomas inespecíficos propios de un cuadro catarral, a veces con fiebre. Las lesiones orales suelen ser la primera manifestación dermatológica y posteriormente (a veces casi de manera inmediata) aparecen múltiples lesiones palmo-plantares. En la mucosa oral el enantema aparece después de 1-2 días, en forma de vesículas pequeñas cubiertas de una pseudomembrana amarillenta y rodeadas de un halo eritematoso, de unos 5mm, característicamente muy dolorosas, que se transforman en pequeñas úlceras de aspecto aftoso. Las lesiones cutáneas pueden ser más aparatosas, en los dedos de manos y pies, palmas y plantas (a veces también en rodillas y nalgas), vesiculosas, a veces de un tono violáceo.

El cuadro es autolimitado y precisa únicamente tratamiento sintomático, con resolución espontánea en 7-10 días sin secuelas ni cicatrices. Sin embargo, hay que tener en cuenta que con el paso del tiempo puede aparecer una onicomadesis, típica de este cuadro y que incluso puede llegar a permitir realizar el diagnóstico de manera retrospectiva. Las complicaciones neurológicas son posibles, pero muy raras, como meningitis, síndrome de Guillain-Barré, mioclonias y somnolencia, principalmente producidas por el subgenotipo C4aEV71, en niños menores de 5 años, así como hemorragias pulmonares, asociadas a una mortalidad de hasta el 19%. Se ha podido comprobar que muchos de esos niños tenían niveles bajos de vitamina A, asociados a un déficit inmunitario, y por tanto susceptibles a manifestaciones más graves de la enfermedad. En un metaanálisis llevado a cabo en 2014 se concluyó que la duración de la fiebre de más de 3 días, temperatura corporal > 37,5ºC, letargia, hiperglicemia, vómitos, neutrofilia, infección por EV71 y edad menor de 5 años se consideraron factores de riesgo para presentar una forma grave de la enfermedad.

El diagnóstico diferencial se establece principalmente con la estomatitis aftosa, la varicela, el eritema multiforme y la herpangina.
En la mayor parte de los casos el diagnóstico es clínico y no suelen ser necesarias exploraciones complementarias, aunque existe la posibilidad, dependiendo del centro sanitario, de realizar PCR para un diagnóstico etiológico, indicado en los casos graves o atípicos.

El tratamiento de la enfermedad es sintomático, con analgésicos y antipiréticos, así como anestésicos tópicos locales en las lesiones orales. Así hicimos con Alejandra, resolviéndose el cuadro en unos días sin más complicaciones.

¿Nos vamos a Madeira? Aunque sea sólo con este maravilloso vídeo.

THE FLOATING GARDEN - Madeira Island from FKY on Vimeo.

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