08 diciembre 2021

¿A qué velocidad crece un carcinoma basocelular?

La “verruga” que Arnaldo tenía “desde siempre” en su espalda resultó ser un carcinoma basocelular nodular, lo que nos demuestra una vez más que lo que ven nuestros ojos con la ayuda del dermatoscopio es lo que manda hasta que la histología nos demuestre lo contrario.

Pero un carcinoma basocelular de ese tamaño no puede llevar en la espalda de Arnaldo tantísimos años, como nos aseguraba nuestro paciente. ¿Quiere decir eso que nos está mintiendo? Bueno, para un paciente que vive solo puede ser complicado controlarse las lesiones que pueda tener en la espalda y además Arnaldo tenía varios puntos rubí por el cuerpo, así que seguramente se confundió de punto rojo. En cualquier caso la lesión fue extirpada en su totalidad, así que todos contentos.

Podríamos dejarlo aquí, ya que el carcinoma basocelular ha sido protagonista de este blog en no pocas ocasiones, pero quería aprovechar estas líneas para repasar un artículo muy reciente publicado este año en JAMA Dermatology por Marieke van Winden acerca de la velocidad de crecimiento de estos tumores, que nos puede ser de utilidad para calcular cómo de rápido debe ser la cirugía en este tipo de cáncer de piel, o incluso de que en algunas ocasiones puede no ser descabellado mantenerse en una actitud más contemplativa.

Y es que la velocidad a la que crece un carcinoma basocelular no es algo que se haya explorado demasiado (al menos, no de manera sistemática). Pensad que cuando tenemos ante nosotros  a un paciente con un epitelioma basocelular lo más normal es realizar un tratamiento, sea o no quirúrgico. Dejarlo evolucionar “a su libre albedrío” no es una actitud demasiado convencional. Entonces, ¿cómo lo han hecho estos dermatólogos holandeses?


En realidad tampoco es algo tan inusual. Teniendo en cuenta que los carcinomas basocelulares son mucho más frecuentes en pacientes de edad avanzada, nos encontramos en el día a día algunos casos de pacientes con una expectativa de vida reducida (aunque con eso nos llevamos muchísimas sorpresas), comorbilidades o lesiones asintomáticas que en ocasiones ni siquiera son el motivo de consulta, en los que, de manera compartida y consensuada, se toma la decisión de “esperar y ver”, al tratarse de un tumor sin apenas mortalidad asociada. Eso es lo que planteó van Winden: recogieron los datos a lo largo de casi dos años de pacientes con carcinoma basocelular en los que se decidía, por diversos motivos, no tratar y mantener una actitud expectante, realizando revisiones cada 3-6 meses en las que se revaloraba la indicación de tratamiento en función de los cambios en el tumor o en las preferencias del paciente. Se evaluaron parámetros como el número de lesiones, diámetro, tratamientos previos, localización, subtipo histológico (casi todos fueron biopsiados) y características del paciente.

Finalmente se incluyeron prospectivamente 89 pacientes con 227 tumores, con una edad media de 83 años, siendo el 53% hombres. El 51% de las lesiones se localizaban en cabeza y cuello y en el 81% de los casos eran asintomáticos. La duración media del seguimiento fue de 9 meses (máximo, 78 meses) y a lo largo de ese tiempo los tumores fueron medidos y valorados por diversos observadores.

Lo que sucedió fue que el 47% de los tumores mostraron un aumento de diámetro a lo largo del seguimiento, cosa que no sucedió en el 53% restante (incluso hubo algún caso más anecdótico de “basocelular menguante”). Aquellos considerados de bajo riesgo (superficiales y nodulares) mostraron una mayor tendencia a mantenerse estables. Además el 79% de estos tumores de bajo riesgo tuvieron un crecimiento máximo de 2mm vs el 45% de los de alto riesgo (infiltrantes o micronodulares). En cambio, ni tamaño inicial ni localización se asociaron a un mayor crecimiento.

En ese 47% de tumores que aumentaron de tamaño más de 1 mm, sólo el subtipo histológico se asoció a ese crecimiento. Así, el crecimiento en diámetro estimado en 1 año fue de 4,46 mm para los tumores de alto riesgo y de sólo 1,06 mm para los de bajo riesgo. Sin embargo, a lo largo del seguimiento el 63% de los pacientes decidieron tratarse, en su mayoría mediante cirugía.

Todo eso nos puede ayudar a la hora de decidir someter o no a cirugía u otros tratamientos a pacientes frágiles de edad muy avanzada, en ocasiones con una expectativa de vida limitada o indicar un seguimiento (la teledermatología sería de gran ayuda en estos casos). También nos puede hacer entender por qué un carcinoma basocelular soporta bastante bien una lista de espera razonable (salvo excepciones).

Así que en el caso de Arnaldo, con un carcinoma basocelular de 13 mm, lo que podemos afirmar es que seguramente no llevaba en su espalda tantos años como él pensaba.

Dermatoscopio: 1; Arnaldo: 0

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