08 mayo 2019

Léntigo en tinta china: cuando negro no es sinónimo de malo

La mancha de Florián era muy negra y muy reticulada, como pintada con tinta china. Con esa descripción y la imagen clínica y dermatoscópica nos viene a la cabeza el denominado léntigo negro reticulado o léntigo en mancha de tinta (en inglés, “inkspot”), descrito por Bolognia en 1992 como una lesión hiperpigmentada de color negro con bordes irregulares y angulosos, de aspecto reticulado, que suele aparecer en zonas fotoexpuestas y que se considera como una variante de léntigo solar, de comportamiento benigno. Su nombre, obviamente, se debe a su aspecto reticulado simulando una mancha de tinta china sobre la piel y su importancia deriva del hecho de que es una lesión que puede, en determinados contextos, ser sospechosa de malignidad, aunque histológicamente no es más que una hiperpigmentación de la parte inferior de las crestas epidérmicas sin un aumento del número de melanocitos.

Imagen dermatoscópica a mayor aumento

Algunos años más tarde, otros autores estudiaron más casos y llegaron a la conclusión de que no podía ser considerada una variante de léntigo solar, sino que se trataba de una entidad específica, provocada por un aumento de la función de los melanocitos que se ponen a fabricar melanina como locos pero sin que se altere su número (en un léntigo solar el pigmento proviene de los queratinocitos epidérmicos).

Histológicamente el diagnóstico diferencial se establece con el léntigo solar, el léntigo simple (o juvenil), las efélides (pecas) y las máculas melanóticas de las mucosas. Para ello se deben analizar cuatro parámetros distintos: la epidermis, el tamaño de los queratinocitos, la hiperpigmentación y el número de melanocitos. En léntigo solar es una lesión epitelial en la que se observa una hiperplasia epidérmica de tipo lentiginoso, los queratinocitos son más grandes de lo normal, la hiperpigmentación es homogénea a lo largo de la capa basal epidérmica y el número de melanocitos es normal (aunque pueden ser más gordos). El léntigo simple consiste en una proliferación de melanocitos en la capa basal de la epidermis sin llegar a constituir los nidos de un nevo, con una hiperplasia lentiginosa de la epidermis, queratinocitos normales y pigmentación homogénea basal de la epidermis. Las efélides y las máculas melanóticas de las mucosas presentan una epidermis normal sin hiperplasia, con queratinocitos normales y una hiperpigmentación homogénea de la capa basal epidérmica con un número normal de melanocitos. En cambio, en el léntigo negro reticulado hay una hiperplasia lentiginosa de la epidermis, el tamaño de los queratinocitos es normal y se aprecia una intensa hiperpigmentación de los extremos inferiores de las crestas epidérmicas sin apenas pigmento en las placas suprapapilares y sin aumento del número de melanocitos.

O sea, que por lo general, podemos estar bastante tranquilos con este tipo de lesiones, aunque la evolución clínica también es un parámetro a tener en cuenta. En el caso de Florián recomendamos observación clínica. Para escribir el breve caso de esta semana me he basado en este artículo de Loreto Carrasco y Luis Requena publicado en 2002 en Actas Dermosifiliográficas y también podéis ver otras imágenes en este otro de Argenziano del 2004.

Hoy el vídeo va de tinta, claro, ¿qué esperabais?

MACROS/ INK world _v01 from Antoine Delach. on Vimeo.

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