22 marzo 2023

La dermatoscopia de un botón de Oriente

En Mallorca la leishmania entra en el diagnóstico diferencial de cualquier lesión eritematosa persistente, especialmente en niños y en localizaciones expuestas. En el caso de Artur fue lo primero que se nos pasó por la cabeza, pero cuando lo examinamos con el dermatoscopio no nos quedaron muchas dudas: tenía que tratarse de una leishmania cutánea, o botón de Oriente.

Ya hemos hablado en diversas ocasiones sobre esta entidad. Podéis repasarla en este enlace de una manera más genérica, o en este otro, donde hacíamos mención a los posibles reservorios, recordando que no son sólo los perros. El culpable, como siempre, el vector, la hembra del mosquito Phlebotomus, capaz de transmitir la infección (que en nuestro medio, afortunadamente suele quedar limitada a la piel, en la mayor parte de los casos).

Después de la primera infiltración de Glucantime(R)
Así que hoy nos vamos a centrar en otro aspecto del diagnóstico de esta curiosa infección parasitaria, y es que el examen dermatoscópico puede ser muy útil para sospecharla, evitando en algunos casos la realización de exámenes complementarios más agresivos. Recordar que el frotis y tinción con Giemsa también puede ser muy útil, y que si disponemos de PCR también nos puede facilitar mucho la vida. En adultos nos cuesta bastante menos hacer una biopsia, pero en niños intentamos evitarlas si no son imprescindibles. Hoy repasaremos este artículo que ya tiene unos añitos, publicado en 2009 en British Journal of Dermatology por mi compañero Álex Llambrich, experto dermatoscopista, quien nos da las claves tras estudiar 26 lesiones de leishmania cutánea que fueron las que se incluyeron en el estudio, todas ellas confirmadas histológicamente.

Eritema difuso, vasos lineales y "lágrimas amarillas"
Resumiendo mucho, se observaron los siguientes hallazgos dermatoscópicos: eritema generalizado (100%), unas estructuras amarillentas pequeñas y ovaladas denominadas “lágrimas amarillas” (53%), hiperqueratosis, con escamas amarillentas y/o blanquecinas (50%), erosión o ulceración central (46%) y un patrón en "estallido de estrellas blancas" en el 38%. También es interesante remarcar la presencia de estructuras vasculares en todos los casos, al menos una de las siguientes: vasos en coma (73%), vasos lineales irregulares (57%), vasos puntiformes (53%), vasos polimorfos (26%), vasos en horquilla (19%), telangiectasias arboriformes (11%), vasos en sacacorchos (7%) y vasos glomerulares (7%). La combinación de dos o más tipos de estructuras vasculares se vio en el 88% de los casos.

Al final, en el artículo se describen 4 patrones dermatoscópicos: el primero (26%), con estructuras vasculares y lágrimas amarillas; el segundo (46%), con erosión/ ulceración, hiperqueratosis, un estallido de estrellas blancas y un patrón vascular en la periferia; el tercero (15%), sería una combinación de los dos primeros y el cuarto (11%), con estructuras vasculares. El patrón 1 fue el más común cuando las lesiones se localizaban en la cara, como en el caso de Artur, en el que se seguían viendo las lágrimas amarillas tras 2 infiltraciones de antimoniato de meglumina. Dos años más tarde, la lesión se había aplanado por completo y el eritema había remitido.

Hace tiempo que no nos damos un paseo por Islandia (allí creo que no hay leishmania...).

THIS is what Iceland is all about! from Nordurflug Helicopter Tours on Vimeo.

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