miércoles, 7 de agosto de 2019

No todas las tiñas del pie son tiñas pedis

A este paso tendré que cambiarle el nombre al blog y llamarlo Hongopixel, pero es que las infecciones por hongos dermatofitos son tan frecuentes y variadas que una y otra vez son y serán las protagonistas de esta página. Claro que el problema para mí es qué os voy a contar que no sepáis sobre este tipo de infecciones, así que vais a tener que perdonarme si me repito más que el ajo.

A estas alturas ya sabemos que las dermatofitosis son infecciones provocadas por tres géneros de hongos que se caracterizan por su capacidad de invadir tejidos queratinizados (pelo, piel y uñas), llamados dermatofitos, similares entre ellos: Microsporum, Trichophyton y Epidermophyton. 10 especies constituyen los aislados más frecuentemente: T. mentagrophytes, T. interdigitale, T. rubrum, T. tonsurans, T. verrucosum, T. violaceum, M. canis, M. ferrugineum, M. gypseum y E. floccosum, y hay aproximadamente otras 20 más ocasionales. De todos ellos, T. rubrum es el más ubicuo y común, mientras que otros son “exclusivos” de ciertas regiones.
En la primera visita, se podía ver ese borde activo tan característico.

La tiña corporal (tinea corporis, antes también denominada herpes circinado) es como se denomina a la infección por dermatofitos de la piel del tronco y las extremidades, excluyendo el pelo, las uñas, las ingles, las palmas y las plantas. Los “sospechosos habituales” con T. rubrum y T. mentagrophytes. Y si os habéis fijado bien, cuando las tiñas afectan primariamente el dorso de los pies o de las manos se siguen denominando como tiñas corporales. Así, la infección que tenía Felicity era eso, una tiña corporal, ya que se aisló T. rubrum en el cultivo micológico.

Además, también sabemos que cada dermatofito tiene su especial tropismo o modo de contagio, de modo que si tenemos el hongo identificado gracias a un cultivo micológico, podemos sospechar su procedencia; en el caso de las tiñas del cuerpo los dermatofitos implicados más frecuentemente son los siguientes:
  • Antropófilos (contagio persona a persona): T. rubrum (es el desencadenante más común y puede producir granuloma de Majocchi), T. tonsurans (en adultos que cuidan niños con tiña capitis producida por este hongo), E. floccosum (en ingles y pies), T. concentricum (infecciones crónicas de tiña imbricada, en Pacífico Sur, Asia, América Central y Sudamérica).
  • Zoófilos (contagio a partir de animales): T. mentagrophytes (puede asociarse a dermatofítides, relacionado con exposición a pequeños mamíferos), M. canis (exposición a perros o gatos), T. verrucosum (ganado vacuno).
  • Geófilos (contagio a partir del contacto con el suelo): M. gypseum (relacionado con exposición al aire libre u ocupacional).

Ya hemos dicho que las manifestaciones clínicas pueden ser variadas e incluso simular otros trastornos dermatológicos (eccema numular, dermatitis atópica, dermatitis seborreica, pitiriasis rosada, eritema anular centrífugo, parapsoriasis, psoriasis anular, lupus eritematoso, granuloma anular, impétigo, etc.). Como en todas las infecciones por dermatofitos, la inflamación depende del agente etiológico y de la respuesta inmunitaria del huésped.

Si nos fijamos un poco, podemos ver la descamación.

El periodo de incubación suele ser de 1 a 3 semanas y la infección se extiende centrífugamente desde el punto de infección, con eliminación central del hongo, dando lugar a la morfología anular característica (pero no exclusiva) de este tipo de infecciones. Suele haber descamación pero esta se atenúa con el tiempo y sobre todo, con el uso de corticoides tópicos (tiña incógnita). También pueden ser muy características las pústulas en el borde activo de la infección. Otras veces las lesiones pueden ser vesiculosas, granulomatosas o incluso verrucosas. El prurito es un síntoma presente en la mayor parte de los casos.

El diagnóstico se realiza en base a la sospecha clínica y si disponemos de un microscopio puede confirmarse al momento mediante un examen directo. En caso contrario, siempre se recomienda (cuando es posible) la realización de un cultivo micológico, aunque si el grado de sospecha es elevado intentaremos comenzar el tratamiento en ese mismo momento. En lesiones circunscritas, localizadas, poco sintomáticas y recientes el tratamiento tópico puede ser suficiente; en caso contrario y si no hay contraindicación podemos recurrir al tratamiento sistémico con itraconazol, fluconazol o terbinafina durante 2-4 semanas según las pautas empleadas. Nuestra paciente respondió satisfactoriamente al tratamiento con terbinafina oral durante dos semanas, así como ciclopirox en crema. No conseguimos encontrar otros miembros de la familia afectos.

Y si sois bichofóbicos, no veáis el siguiente vídeo.

Bug Love | Atlas Obscura from Atlas Obscura on Vimeo.

5 comentarios:

  1. El problema es que ustedes los Dermatologos, en su mayoría no quieren ver pacientes, pierden el humanismo y sentido de responsabilidad, muchos aludiendo a "Esto no es mío"... Resolviendo en su mayoría los Clínicos.

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    1. Uy por favor... que no quieren ver pacientes? Y pierden el humanismo?
      Si tienen unas listas largisimas cada dia de pacientes, y sin pasar a quirofano allí mismo te solucionan verrugas y todas las exploraciones lunar por lunar y lo que haga falta.
      Y yo no soy medica soy paciente y mi hermana con melanoma la trataron perfectamente durante los cinco años que sobrevivio, así que a otro sitio con esta tonteria!!

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    2. Es tu apreciación Tessa, por experiencia en la práctica como Clínico tengo base para comentarlo. Lo veo en Dermatologos... Además de volverse vanidosos mercantilistas. Tranquila si, es tu punto de vista.

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  2. Felicitaciones por este caso Dra. Taberner. Excelente !!! Estaba difícil, se necesitaba mucha intuición clínica para estos diagnósticos.
    Con respecto al comentario anterior; si algún especialista es humanista, resuelve problemas y habla estableciendo contacto visual con el paciente es el Dermatólogo.

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