09 agosto 2017

Hematoma subungueal: No todo lo negro va a ser malo

Sangre bajo la uña. Siempre es aparatoso, y a veces asusta. Bien porque el porrazo ha sido fuerte (y entonces es el dolor lo que prima), bien porque no recuerdas haberte dado ninguno, y entonces aparece la preocupación. El temido melanoma acral, muy poco frecuente, pero casi de diagnóstico tardío, así que no es extraño que en ocasiones suceda todo lo contrario y empecemos a ver fantasmas donde sólo hay hemoglobina.

Hematoma subungueal: glóbulos hemorrágicos

Y es que lo que parece sangre, a veces no es más que eso: sangre. Y no siempre el paciente nos va a detallar el antecedente traumático (como en el caso de Consuelo), a veces por falta de memoria, y otras porque muchas veces no hace falta pillarse el dedo con la puerta del coche para que se acumule sangre por debajo de la uña. Es entonces cuando surgen las dudas. Y es ahí donde el sentido común y la dermatoscopia nos pueden echar un cable.

Primero, el sentido común. Una hemorragia subungueal aparece de manera brusca, así que normalmente el paciente así nos lo va a referir. Y por mucho que nos parezca una hemorragia no nos va a cuadrar con que nos diga que es una lesión de años de evolución. Por eso la anamnesis sigue siendo fundamental.

Otro hematoma (de otro paciente, este derivado de traumatología)

Y segundo, el dermatoscopio, una vez más nuestro gran aliado. Las hemorragias subungueales se caracterizan por unas manchas con una pigmentación púrpura-marrón relativamente homogénea. Las lesiones recientes son purpúricas y redondeadas, y con el tiempo se van oscureciendo y volviéndose más marrones y lineales a medida que la uña crece. En las lesiones más antiguas el margen proximal de la pigmentación sigue siendo ovoide, mientras que el borde distal presenta elongaciones paralelas alargadas. Pueden ser secundarias a un traumatismo sobre el aparato ungueal, pero también pueden deberse a sangrado en el contexto de la neovascularización de un tumor, y por eso el diagnóstico de hematoma subungueal sólo debe realizarse en ausencia de otro tipo de pigmentaciones ungueales. Cuando un hematoma ungueal no se desplaza con el crecimiento de la uña o recidiva en el mismo sitio, deberemos poner en marcha otras técnicas de imagen y si estos estudios no fueran concluyentes, plantear una biopsia.

¿Y qué hay del tratamiento? Pues si lo tenemos claro, no hay que hacer nada salvo esperar a que la uña crezca y la uña sana vaya desplazando la uña alterada con el paso de los meses. Si nos encontramos en la fase aguda después de un golpe, el acúmulo de sangre puede provocar un dolor intenso que cede con el drenaje de la sangre a través de la lámina ungueal. Eugenia Miranda nos explica cómo en su blog, que por supuesto os recomiendo si os interesa la trauma (o si os duele algo). También os recomiendo este artículo de C. Abellaneda sobre dermatoscopia de lesiones pigmentadas ungueales.

Hoy viajamos a la catedral de Norwich en flow motion. No os mareéis.

Norwich Cathedral Flow Motion from Rob Whitworth on Vimeo.

2 comentarios:

  1. Rosa! Muchas gracias por linkar mi artículo sobre cómo drenar un hematoma ungueal. Tu eres más de clip o más de aguja pivotante? Saludos!!!

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    Respuestas
    1. Yo soy más de lo que tenga a mano ;-)
      Aguja, pero con cuidado

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