24 septiembre 2014

Crioterapia: Curar con frío

La crioterapia es una técnica dermatológica que utiliza el frío extremo para el tratamiento de diversas lesiones cutáneas superficiales, con el objetivo de destruirlas mediante congelación, e intentando respetar al máximo el tejido sano circundante. Claro que no siempre es tan fácil, incluso en manos expertas.

Así de pronto podemos pensar que el uso de esta técnica es relativamente reciente en la práctica médica. Nada más lejos de la realidad, ya que en el año 2.500 A. C. los egipcios ya utilizaban el frío por su efecto analgésico y antiinflamatorio (claro que revisando el artículo no me queda claro de dónde sacaban el frío con el calor que hace por esas tierras). Lo de que el legendario cirujano de Napoleón Dominique-Jean Larrey utilizara esa técnica en las amputaciones durante la histórica retirada de Moscú ya me cuadra más. Pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando empezaron a utilizarse sistemas de expansión para enfriar gases y frascos de vacío para almacenarlos. James Arnott, un médico inglés, fue la primera persona en utilizar el frío extremo con la intención de destruir tejido. Fue a principios del siglo XIX, utilizando una mezcla de sal y hielo picado. En 1889 un médico de Nueva York, Campbell White, fue el primero en utilizar aire líquido (a -190ºC) para el tratamiento de lesiones cutáneas (herpes zoster, lupus eritematoso, verrugas y epiteliomas). A principios del siglo XX empezó a utilizarse el dióxido de carbono solidificado, también llamado "hielo seco" (-78,5ºC) por el Dr. William Pusey en Chicago, más sencillo de obtener, convirtiéndose en el gas criogénico más popular en los albores del siglo XX.

Colector- compresor de hielo seco utilizado por Hall-Edwards (1911)

En los años 20 empezó a usarse el oxígeno líquido (-182,9ºC) pero eso ya era bastante más delicado, ya que el oxígeno líquido es complicado de manipular y extremadamente inflamable. Pese a su peligrosidad se siguió utilizando hasta 1948. Pero la verdadera revolución se produjo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el nitrógeno líquido (-196ºC) estuvo disponible comercialmente. En 1950 fue introducido en la práctica clínica por el Dr. Ray Allington quien empapaba torundas de algodón en nitrógeno para el tratamiento de una gran variedad de condiciones cutáneas.
La criocirugía moderna surge de la colaboración de un médico, Irving Cooper, y un ingeniero, Arnold Lee, quienes construyeron una sonda prototipo que posteriormente sería la base de los diferentes aparatos de crioterapia.
Curiosamente, aunque entre 1961 y 1970 se desarrollaron otros agentes criogénicos y otros aparatos, el nitrógeno líquido sigue siendo el rey del frío para los dermatólogos.

Pero, ¿cómo es posible que eso sirva para curar? Los mecanismos por los que la crioterapia es capaz de producir la muerte celular son variados, pero resumiendo un poco se pueden explicar por la formación de diminutos cristales de hielo en el interior de las células. Esto produce una alteración de la membrana celular y lo que se conoce con el nombre de “shock térmico”. Todo ello se acentúa durante el periodo de descongelación debido a la vasodilatación que se produce. La intensidad del daño producido viene determinada por la temperatura mínima alcanzada, el tiempo de congelación y el de descongelación, de manera que el máximo efecto se obtiene con un enfriamiento rápido y una descongelación lenta. Es por este motivo por el que se repiten varios ciclos de congelación- descongelación en una misma sesión de crioterapia.

Actualmente existen varios agentes criogénicos que pueden utilizarse para esta finalidad, como la nieve carbónica (-79ºC), el dimetil éter y propano (-50ºC) o el óxido nitroso (-70ºC), aunque como he mencionado antes, el rey sigue siendo el nitrógeno líquido, que a una temperatura de -196ºC es capaz de conseguir los mejores resultados en manos experimentadas. Este gas debe mantenerse en un contenedor presurizado a tal efecto (si no se evaporaría en un momento) y se aplica a través de una sonda (vaporizando directamente la lesión) o mediante un aplicador, con lo que se consiguen temperaturas en la base de la lesión de -40 a -60ºC.

Las indicaciones de la crioterapia en dermatología son múltiples y variadas (se calcula que existen más de 50 patologías que pueden beneficiarse de este tratamiento). Las más frecuentes son las verrugas víricas (incluyendo los condilomas acuminados), queratosis actínicas, queratosis seborreicas o carcinomas basocelulares superficiales. Sobra decir que la elección del tratamiento es una decisión individualizada en cada caso.

Crioterapia con nitrógeno líquido

Una de las principales limitaciones de la crioterapia es el dolor que conlleva su aplicación, y que puede ser intenso y difícil de soportar dependiendo del agente utilizado, del tamaño, número y localización de las lesiones a tratar. Afortunadamente, es un dolor transitorio (aunque puede durar varios minutos después de la realización de la técnica). La intención de la crioterapia es la de destruir tejido, de manera que es habitual la formación de ampollas en la zona tratada, que deberán curarse adecuadamente para evitar infecciones y otras complicaciones. Además deberemos tener en cuenta otras complicaciones relativamente frecuentes, son las alteraciones de la pigmentación, sobre todo hipopigmentaciones persistentes que son más frecuentes en pacientes de fototipo alto.

Pero si recordáis, las verrugas pueden ser especialmente resistentes a todo tipo de tratamientos, incluida la crioterapia (incluso con nitrógeno). No podemos garantizar que no vayan a ser necesarias varias sesiones de tratamiento y por este motivo muchas veces optamos por tratamientos más conservadores y menos dolorosos que pueden ser igualmente eficaces. No hay que olvidar que estamos hablando de una patología vírica, benigna y con tendencia a la resolución espontánea en muchísimos casos, así que una vez más, hay que individualizar cada caso. ¿Qué pasó con Fran? Pues que probablemente quien le aplicara el tratamiento lo hizo con mayor intensidad en el centro de la lesión (el frío se concentra en el centro y va difundiendo alrededor de la zona tratada), así que la verruga se curó en la zona central pero recidivó en la periferia, y por eso tomó esa forma de dónut. Otra posible explicación es que con la crioterapia se produjera una ampolla y que del líquido se produjera una "siembra" de virus en la periferia de la lesión. Misterio resuelto. Por cierto, la verruga-dónut se le fue después de 3 semanas de tratamiento con un queratolítico tópico a base de ácido salicílico.

Para terminar, unas palabras sobre esos tratamientos de “crioterapia” de venta en farmacias. El Cryopharma® es un aerosol (o aplicador) del gas dimetil-éter propano (-57ºC). Con esa temperatura ni de lejos es posible llegar a conseguir temperaturas de -40ºC en la lesión a tratar (como mucho 0-3ºC). Personalmente me indigna bastante que anuncien en televisión que este método asegura la curación de las verrugas con una sola aplicación. Sólo por el hecho de que muchas de las verrugas que llegan a nuestras consultas ya se han puesto el tratamiento en cuestión, bastaría para desmontar el anuncio. Os dejo un artículo que habla de este tema, y aquí otro.

De nuevo me he enrollado más de la cuenta. Dejo pendiente hablar otro día de la técnica de la crioterapia, pero hoy me ha dado por hablar de historia y de engaños, qué le vamos a hacer.

Hoy cambiamos a aires más fríos, como no podía ser de otra manera. Y es que "Winter is coming". Os dejo con las montañas de Valais, en Suiza.


Mountains of Valais from Christian Mülhauser on Vimeo.

2 comentarios:

  1. Joserra-26225/9/14 00:59

    Muy chulo, la verdad, no sabía nada de esto. Otra cosa que me apunto para tenerla en cuenta en un futuro.

    Muchas gracias, Rosa.

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  2. Realmente muy muy interesante. Más por favor.

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