04 mayo 2016

Fibroqueratoma acral: parece una verruga, pero no

En 1968, Bart y colaboradores describieron 10 casos de una serie de lesiones localizadas en los dedos que, aunque recordaban a pequeños cuernos cutáneos o dedos rudimentarios supernumerarios, poseían unas características histológicas distintivas. Lo llamaron fibroqueratoma digital adquirido. Más tarde, Pinkus publicó 28 casos más y vio que también podían presentarse en las palmas, talones o incluso en la rodilla, con lo que posteriormente se sugirió que se le llamara fibroqueratoma acral, en un concepto más amplio.

Clínicamente se manifiesta como un crecimiento nodular o filiforme, que frecuentemente presenta una superficie queratósica, localizado típicamente debajo de la uña en su porción más distal. Lesiones similares se han descrito en la región subungueal o periungueal en pacientes con esclerosis tuberosa, los llamados tumores de Koënen, aunque éstos suelen ser multilobulados afectando varios dedos e, histológicamente, pueden presentar miofibroblastos estrellados atípicos.

A las 6 semanas de la intervención

Si investigamos un poco en PubMed podríamos llevarlos la idea de que estamos ante una lesión muy poco frecuente: la incidencia se desconoce y la mayor parte de casos publicados consisten en casos aislados que se presentan por tener un tamaño más grande de lo normal, o localizarse en sitios extraños. La serie más numerosa está formada por sólo 50 casos. Y sin embargo, preguntad a cualquier dermatólogo y os dirá que ve fibroqueratomas con cierta frecuente. Vamos, que no son tan raros, aunque ciertamente es una entidad muy poco apasionante como para dedicarle una tesis doctoral.

Se han descrito en pacientes de cualquier sexo y raza, entre los 12 y los 70 años, aunque lo más frecuente es que afecte a adultos en la edad media de la vida.

El diagnóstico diferencial se establece sobre todo con verrugas vulgares, dedos supernumerarios, exóstosis subungueal o los ya mencionados tumores de Koënen.

Son lesiones que no confieren ninguna gravedad al que las presenta, por lo que si no molestan, no es necesario realizar ningún tratamiento. En el caso de que sean lesiones de gran tamaño o ocasionen molestias al paciente, se puede valorar la cirugía, con la complicación añadida en lesiones periungueales de que tendremos que levantar total o parcialmente la lámina ungueal para poder acceder a la lesión y extirparla convenientemente.

Eso fue lo que le hicimos a Berta, aunque sólo nos llevamos la parte más distal de la uña. 6 semanas más tarde, las molestias habían remitido y la uña se iba recuperando progresivamente.

Hoy toca vídeo musical de Jane Bordeaux.

Ma'agalim - Jane Bordeaux from Uri Lotan on Vimeo.

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