06 mayo 2020

Nódulo del orador: su nombre lo dice todo

Y es que lo que le ocurría a Hassan es algo muy frecuente entre la población musulmana practicante; tanto, que es raro que los pacientes consulten por ello. El nódulo del orador es una dermatosis inflamatoria crónica, producida por el hábito postural que se adopta al rezar. Antiguamente también se observaba en la población católica por la obligatoriedad de apoyar las rodillas sobre el suelo durante el rezo. Sin embargo, como ya hemos dicho, hoy en día el nódulo del orador lo veremos principalmente entre la población musulmana.

El musulmán practicante realiza oraciones comúnmente cinco veces al día y la postura más utilizada consiste en arrodillarse cruzando las piernas por debajo de los glúteos, para luego agacharse y tocar la cabeza contra el suelo. Este movimiento repetitivo y persistente (se realizan de 4 a 8 repeticiones del movimiento por cada oración) produce las lesiones características que se observan en estos pacientes: pápulas, nódulos o placas hiperpigmentadas y liquenificadas localizadas en la zona central de la frente y en menor medida en rodillas, tobillos y dorso de pies. De hecho, Hassan también presentaba una mácula hiperpigmentada en la zona central de la frente, pero en este caso no le daba ninguna importancia ya que lo reconocía como consecuencia de su práctica religiosa.

Hassan tenía otro nódulo del orador en la frente, mucho más frecuente

El mecanismo de producción es el estímulo físico continuo que conduce a un aumento de la producción de colágeno en dicha zona y por lo tanto a la formación del nódulo. Sin embargo, no todas las personas que adoptan este hábito desarrollan este tipo de lesiones. Este hecho sugiere la existencia de otros factores individuales constitucionales o genéticos involucrados en su patogenia. En otros campos también se producen lesiones similares producidas por la práctica de diversas actividades con traumatismos repetidos en la misma zona. Un ejemplo típico, es la lesión en la cara lateral del cuello o región submandibular en violinistas, conocida como “Fiddler’s neck”.  En otros ámbitos laborales, se han descrito en la cara lateral del pie de sastres o en rodillas de profesionales que friegan los suelos. Algunos deportistas también sufren esta condición conocida como “nódulos de los atletas”, afectando rodillas y pies de surfistas, tobillos de patinadores, región sacra de ciclistas y nudillos de boxeadores, entre otros.

El diagnóstico diferencial es amplio, aunque la clave está siempre en la historia clínica. Por una parte se deben excluir procesos reactivos secundarios a trastornos psiquiátricos, como la dermatitis artefacta y las lesiones autoprovocadas de tipo compulsivo. Por otra parte, existen tumores benignos con cierta predilección por las zonas de roce como el elastoma, leiomioma, nódulo reumatoideo, colagenomas o las verrugas víricas. Aunque su diagnóstico habitualmente será clínico, en casos de duda podemos realizar una biopsia cutánea. Histológicamente observaremos grados variables de hiperqueratosis e hiperplasia epidérmica con hipergranulosis; alteraciones equivalentes a las de un liquen simple crónico. Una clave histológica puede ser el denominado “signo de la palma peluda”, donde observamos folículos pilosos conservados sobre una piel que recuerda a la piel acral.

Posición de rezo, que explicaba la lesión del dorso del pie

En cuanto al tratamiento, se dirige básicamente a evitar la causa subyacente: en este caso evitar el roce constante sobre las zonas afectas (en la imagen se aprecia que el nódulo se ubica en la zona donde se apoya y ejerce la presión durante el rezo). En el caso que no sea posible, aconsejar minimizar el traumatismo usando materiales aislantes, como apósitos almohadillados, para proteger la zona durante la práctica religiosa. En casos seleccionados, podemos utilizar corticoides tópicos en oclusión o infiltrados, tratamientos queratolíticos como urea o ácido salicílico, y en último lugar recurrir a la cirugía o el láser CO2, entre otros.

En nuestro caso, no podíamos pedir a Hassan que cesara en su hábito, así que le recomendamos usar alguna medida de protección y vaselina salicílica al 40%. Con todo, parece que a Hassan no le importaba demasiado su lesión, ya que de momento no ha vuelto a visitarnos.

Os recuerdo que el caso de esta semana nos lo trae Marc Mir Bonafé desde el Hospital Universitario Central de Asturias, así que muchas gracias.

Wazir Khan Mosque - Lahore, Pakistan from Moin Khan - ADifferentAgenda on Vimeo.

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