22 agosto 2018

Pool palms: de niños y piscinas

Y la pregunta que le hicimos a Sirah después de verle las manos fue: ¿Vas a la piscina? La madre nos miró un poco extrañada. Sí, tenían piscina en casa y Sirah se pasaba allí todo el tiempo que la dejaban sus padres, sobre todo ahora, en plena ola de calor. Pero, ¿qué tenía que ver la piscina con las manos de su hija? ¿Era por el cloro? ¿Por los productos químicos?

La verdad es que el caso de Sirah es más frecuente de lo que parece, aunque en raras ocasiones constituye un motivo de consulta, mucho menos de derivación al dermatólogo. Pero alguno nos llega (sobre todo de amigos y familiares). El nombre no es demasiado original, y en inglés suena un poco más exótico: pool palms (palmas de piscina o pulpitis de las piscinas). Lo repasamos a continuación, pero podéis leeros este artículo que firman entre otros Sergio Vañó y Alberto García-Salido en Dermatology Online Journal (2009).


La verdad es que no tiene mucho misterio, y la pulpitis de las piscinas (algunos la llaman dermatitis palmar juvenil de las piscinas) no es más que una dermatitis irritativa de contacto provocada por el roce continuo de los dedos húmedos con las superficies ásperas y rugosas de los bordes de las piscinas (si fueran lisas y suaves, la gente se resbalaría). Es completamente benigno, y típicamente afecta a niños (los adultos no aguantamos tanto tiempo en el agua), relacionándose con actividades prolongadas en ese medio acuático. Su incidencia real se desconoce, pero probablemente está infradiagnosticada.

¿Pero por qué se presenta en niños casi exclusivamente? En primer lugar, por la mayor fragilidad de la piel en la edad pediátrica. En segundo lugar, por el mayor número de actividades acuáticas y lúdicas que los niños realizan en las piscinas y por último, la hiperhidratación de la capa córnea de la piel secundaria al baño prolongado puede ser otro de los motivos (lo de que se te arruguen los dedos se ve que los hace más sensibles al roce). En cambio, la eventual irritación de los productos químicos presentes en el agua parece tener mucha menor importancia en este caso.

Clínicamente las lesiones son muy características, y visto uno, vistos todos. Se caracteriza por la aparición de máculas eritemato-violáceas, brillantes, en los pulpejos de los dedos de las manos, a veces con afectación de otras áreas de las palmas de las manos o incluso de las plantas de los pies. Excepcionalmente pueden aparecer ampollas, y aunque casi siempre las lesiones son asintomáticas, en ocasiones los pacientes pueden referir molestias leves en forma de dolor o escozor.

El aspecto típico de las lesiones y el antecedente de haber estado en la piscina hace que el diagnóstico sea sencillo y no es necesario realizar ninguna exploración complementaria (aunque para eso debemos conocer la entidad, claro, de lo contrario podemos empezar a pensar cosas raras).

No es necesario realizar ningún tratamiento una vez hemos hecho el diagnóstico. Con una explicación al niño y a sus progenitores suele ser suficiente, y las lesiones se resuelven cuando cesan las actividades acuáticas. A ver, que tampoco hace falta que le digamos que no se meta en la piscina, únicamente que intente evitar estar mucho rato agarrado al borde.

Hoy el vídeo es musical. Dire Straits, claro. Adivinad la canción...


2 comentarios:

  1. Hola Dra. Taberner , donde podría enviarle la foto de una consulta , ?? Muchas gracias

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