30 agosto 2017

Acantoma de células claras: con el dermatoscopio está aún más claro

Descrito por Degos en 1962, el acantoma de células claras sigue creando controversia, ya que aunque considerado mayormente como una lesión tumoral benigna poco frecuente, su etiología neoplásica o reactiva sigue debatiéndose a día de hoy, y hay quien incluso lo relaciona con la psoriasis.

Por lo general se trata de una lesión solitaria de crecimiento lento y progresivo, asintomática y localizada preferentemente en extremidades inferiores (aunque puede localizarse en cualquier sitio), sobre todo en pacientes de edad media, en forma de una pápula cupuliforme, placa o nódulo con un margen abrupto, bien definido, a veces con una escama fina adherida en la periferia, que puede sangrar superficialmente al retirarla. El color es variable, desde rosado a marrón, pero lo más característico es que sea eritematosa, de 3 a 20 mm de diámetro. El diagnóstico diferencial clínico se establece con la queratosis seborreica, carcinoma basocelular, Bowen, dermatofibroma o granuloma piógeno. Más raramente se han descrito formas múltiples o incluso eruptivas (con hasta 400 lesiones), mucho más raras.

Imagen correspondiente a la 2ª lesión de Ismael

Patrón dermatoscópico característico del acantoma de células claras

Aunque clínicamente a simple vista se trata de una lesión bastante inespecífica, el dermatoscopio nos puede ser de gran ayuda a la hora de aumentar nuestro índice de sospecha, evitando en muchas ocasiones intervenciones innecesarias. El hallazgo dermatoscópico más típico es la presencia de vasos puntiformes, que en ocasiones adoptan un patrón reticulado o en “collar de perlas, que es altamente específico pero que no siempre tendremos la suerte de observar.

Pero lo que nos va a proporcionar un diagnóstico de certeza es el estudio histológico, donde observaremos una epidermis engrosada y papilomatosa con áreas perfectamente delimitadas con células de citoplasma claro bien diferenciadas de los queratinocitos adyacentes y del estrato basal, que conserva las características tintoriales intactas con hematoxilina-eosina. Esa palidez citoplasmática es debida al acúmulo de glucógeno (que se puede demostrar con una tinción de PAS). Además se observa un edema intercelular y un infiltrado inflamatorio a menudo de predominio polimorfonuclear, a veces formando microabscesos. Los vasos superficiales también se encuentran aumentados.

Las lesiones son por lo general persistentes en ausencia de tratamiento, y no se han descrito casos de malignización, y si fuera el caso nos replantearíamos el diagnóstico.

Desde el punto de vista del tratamiento, parece lógico pensar que la extirpación quirúrgica sería la técnica de elección, aunque vale la pena remarcar que si la lesión es asintomática y tenemos claro el diagnóstico, el tratamiento no siempre es necesario. Pero no son raras las ocasiones en las que, como en el caso de Ismael, el diagnóstico vendrá a posteriori después de la exéresis de la lesión o lesiones. Eso sí, si le aparece otra nos fiaremos más de la dermatoscopia a partir de ahora. Otras alternativas terapéuticas son la crioterapia, el 5-fluorouracilo o el láser CO2. Incluso se han descrito casos tratados con calcipotriol tópico.

El vídeo de hoy va de drones, filmado en 14 países por Karim Iliya, para disfrutar.

Pachamama - The World by Drone from Karim Iliya on Vimeo.

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